El Auditori Josep Carreras de Vila-seca volvió a colgar el cartel de completo este viernes con motivo de la vigésimo segunda edición de la Gala Benèfica a favor de la Fundació Josep Carreras contra la Leucèmia. Sobre el escenario, una invitada de excepción: Luz Casal, que ofreció un recital íntimo y poco habitual, acompañada únicamente por el pianista Josep M. Baldomà, “Baldo”.
Los cerca de 400 asistentes vivieron una velada marcada por la intensidad y la cercanía de una artista que se mostró en carne viva, sin artificios. Casal anunciaba desde el inicio que se trataba de un concierto especial, uno de esos que ofrece en contadas ocasiones, despojando sus canciones de todo lo accesorio y revelando su dimensión más pura como creadora e intérprete. La promesa se cumplió desde el primer acorde.
La conexión con el público fue inmediata. Acompasada por el piano de Baldomà, la cantante gallega recorrió algunos de los temas más emblemáticos de su discografía, hilando anécdotas con una complicidad que convertía el auditorio en un salón íntimo. Entre canción y canción, incluso se permitió un regalo inesperado: la presentación en primicia mundial de varios temas de su próximo álbum, Me voy a permitir, que verá la luz el 28 de noviembre.
La atmósfera se fue cargando de emoción a medida que avanzaba el recital. El silencio atento, las miradas cómplices y los aplausos prolongados acabaron por dibujar un clima que recordaba por qué este concierto se había convertido en uno de los más esperados de los 23 años de programación del Auditori Josep Carreras y de las galas benéficas impulsadas para apoyar la lucha contra la leucemia.
La cita fue, una vez más, un encuentro entre música y solidaridad, una celebración del compromiso que el municipio de Vila-seca mantiene con la causa. Una noche para recordar, marcada por la voz de Luz Casal y por ese pacto silencioso entre artista y público que, por unas horas, convierte un auditorio en un refugio de emoción compartida.




