En las infraestructuras, como en la política, el lugar donde se coloca algo importa. No es solo una cuestión geográfica. Importa por lo que conecta, por lo que desbloquea, por las dinámicas que favorece. La futura estación intermodal del Camp de Tarragona debería nacer de esa lógica: la de coser el territorio, no de partirlo.
La ubicación prevista desde hace años, en el eje entre la línea de alta velocidad y la convencional, cerca del aeropuerto y del trazado del futuro tranvía, no responde a ningún interés local. De hecho, no está ni dentro del núcleo de Vila-seca ni de Reus. Está en un punto técnico intermedio, operativo, pensado para facilitar transbordos entre líneas, descongestionar las ciudades y articular los principales corredores ferroviarios del país.
No es perfecta, pero es funcional. Y, sobre todo, ya está proyectada, consensuada entre instituciones y con una inversión de 35 millones de euros planificada para ejecutarse entre 2026 y 2030. Supone aprovechar lo trazado. No hacerlo sería volver a empezar.
El planteamiento de desplazar la estación a la zona de Horta Gran, dentro del término de Tarragona, responde a una aspiración legítima. La ciudad ha quedado al margen de la alta velocidad y eso ha generado un sentimiento de agravio que debe ser atendido. Pero es una cosa reconocer un vacío y otra distinta rehacer toda la lógica ferroviaria del Camp. Porque el debate no está en si la opción alternativa es más céntrica o simbólicamente potente (que lo es), sino en si es realizable con los recursos, los tiempos y los acuerdos que el territorio puede permitirse hoy.
Según estimaciones técnicas, exigiría más de 120 millones de euros, nuevas expropiaciones, integración de vía de ancho internacional en zona urbana, algo inviable sin túneles o viaductos, y una década larga solo para planificación. Y, en paralelo, perderíamos el consenso alcanzado.
Desde una perspectiva sociológica, lo preocupante no es solo lo que se gana o se pierde técnicamente. Es lo que dice de nosotros como territorio. ¿Tenemos la capacidad de sostener acuerdos una vez alcanzados? ¿O vamos a revisar cada consenso según el color del gobierno de turno o el tamaño de la ciudad que propone? No es un dilema menor.
Ahora bien, también es justo señalar que el sistema ferroviario del Camp aún tiene importantes desafíos. Las conexiones hacia el sur por la línea R16 y las dificultades de acceso a la estación del Camp desde la propia ciudad de Tarragona son realidades que merecen atención. Como también lo es repensar cómo la red puede convivir mejor con las necesidades urbanas y logísticas del entorno. El proyecto de la intermodal puede y debe mejorar su integración con el resto del sistema.
Conviene tener presente que la futura estación intermodal prevista entre Vila-seca y Reus estaría más cerca del centro de Tarragona, tanto en distancia como en tiempo de trayecto, que la actual estación del Camp situada en Perafort. El acceso por carretera sería más directo, y la futura conexión mediante el tramcamp contribuiría a integrarla en la red de transporte público con mayor eficiencia. Es una estación pensada desde la lógica de red, no desde la centralidad simbólica.
No se trata de decidir entre Reus y Tarragona. Se trata de ubicar una estación donde mejor conecte personas, flujos, sistemas. Ni en el centro ni en las afueras. En el punto donde la red lo necesita. Y de complementar esta decisión con inversiones coherentes que refuercen todo el conjunto, no solo una parte.
La ciudad de Tarragona merece conexiones ferroviarias más dignas, sí. Y ese debate debe continuar. Pero sin frenar lo que ya está en marcha. Una estación intermodal es una oportunidad colectiva, no una reivindicación municipal. Confundir una cosa con la otra puede salirnos caro. En dinero, en tiempo y en cohesión.
El Camp de Tarragona necesita altura política, visión compartida y lealtad institucional. Porque más allá de dónde esté la estación, lo que de verdad cuenta es si seremos capaces de que, esta vez, el tren no se nos escape.
Mario Téllez Molina
Sociólogo y concejal de Vila-seca de 2015 a 2023