Ayer fue un día de radio. Una jornada en la Costa Daurada en la que se padeció, como en el resto de la Península Ibérica y parte del sur de Francia, el apagón. Un día en el que los ciudadanos nos hemos dado cuenta, y van varias veces ya, de lo inútil que es el poder político. Porque si es cierto que al presidente de la comunidad valenciana hay que reprocharle la mala gestión presidencial en la Dana, y por la que debería haber dimitido ya hace meses, en este lunes hemos comprobado la inutilidad de un gobierno que no dio la cara para tranquilizar a los españoles, en una situación que de haber tenido un efecto causa devastador, como en Valencia, se habría llevado por delante la vida de muchas personas desprevenidas ante lo que acontecía.
Y no por falta de advertencias previas, porque, según había revelado el periódico El Mundo el 24 de abril, hace cinco días, “Repsol ya había detectado problemas graves en el sistema eléctrico nacional. La compañía energética informó ese día a sus principales clientes de una situación de fuerza mayor en su refinería de Cartagena, tras un fallo eléctrico ajeno a la planta que obligó a detener por completo su actividad”.
En su comparecencia de ayer, el presidente del gobierno, como suele ser habitual, habla mucho y no dice nada. Aunque más grabe fue la ausencia de la presidenta de Redeia (Red Eléctrica), Beatriz Corredor, una de las grandes señaladas por la gestión del apagón, que, en plena crisis, no apareció para dar la cara como principal responsable de garantizar el transporte y la continuidad del suministro eléctrico. Un cargo en la alta dirección nombrada a dedo por el Gobierno de Pedro Sánchez en 2021, que percibe solo un sueldo de 546.000 euros anuales.
Es evidente que mientras miles de ciudadanos sufríamos las consecuencias del apagón, la dirección de la compañía permaneció en silencio. Una falta de liderazgo técnico, que dio la sensación de desconcierto y descoordinación, porque debe ser una gran jurista, registradora de la propiedad y política española experta en política de vivienda durante la época del presidente Zapatero, pero vuelve a abrir el debate sobre la politización de los nombramientos en las grandes empresas públicas y el coste que ello puede suponer para la seguridad y la estabilidad de la gestión técnica, en la que debe haber personas cualificadas para esa función técnica.
Es probable que lo sucedido realmente en la jornada de este lunes no se sepa nunca o no se dé a conocer, como casi siempre. Es probable que no se conozcan las causas , aunque como había revelado Repsol, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) advirtió meses atrás de que esto podría suceder por el exceso de renovables, que provoca una excesiva oferta sobre la demanda del momento y puede provocar la caída eléctrica. Lo que sí sabemos es que los bazares hicieron su “navidad” porque vendieron más pilas, transistores, linternas y pequeños hornillos de gas que nunca, Que los establecimientos de alimentación que disponían de un regenerador vaciaron sus estanterías, especialmente, y recordando a los días de la pandemia, el papel higiénico y las conservas, entre otros, para completar el kit de supervivencia del que nos habían advertido días atrás provisionarnos, como si se tratara de una guerra mundial, especulación y bulo que este lunes también estuvo presente en la calle.
Aunque lo que sí quedó en evidencia es la lamentable imagen que da España al resto del mundo. Y que los ciudadanos, como suele ser habitual también en los últimos años, seguiremos sumisos a lo que sucede a nuestro alrededor, atónitos a tantos momentos esperpénticos que ya no nos afectan el que miles de personas pasen la noche tirados en las estaciones de tren y pabellones deportivos, que amanezcamos sin ir a trabajar o estudiar porque no funcionan los trenes de rodalías, que la comunicación haya sido tan caótica, sin servicio de agua potable, sin combustible en los desplazamientos para tener conocimiento de nuestros familiares, que los supermercados, gasolineras, bancos y otros servicios, no estén preparados para estas situaciones. O que se hayan desperdiciado alimentos en los frigoríficos que suelen estar hasta arriba de congelados.
Ayer fue un día de radio, porque a los maduros en años nos recordó a aquellos momentos en los que sin internet para recibir noticias vivíamos enganchados a un aparato de radio en el que conocer detalles de lo que nos afectaba. Aunque ayer fue un día, también, en el que se suele decir en relación con los políticos españoles que no están suficientemente preparados, no nos los merecemos o los de antes eran mejores que los de ahora. Al final es lo que tenemos y quizás es lo que merecemos. A la vista de los males que nos acechan y el modo en que se comportan y nos comportamos, lo fácil es concluir con esta afirmación.
Ángel Gómez
Periodista