Le pregunto con la esperanza de aliviar esa gran duda que tenemos todos sobre si algún día veremos cómo se acaba con el cáncer. Esa maldita enfermedad por la que, en muchos de nuestros hogares, se muere y se sufre en silencio. La respuesta no puede ser más descorazonada: “No. Las investigaciones nos llevan a pensar que es difícil creer en el final del cáncer. En un futuro se pueda curar en mejores condiciones que ahora, pero al ser una enfermedad genética, asociada a mutaciones que aparecen con los años, es muy difícil pensar que se pueda acabar con él. La edad avanzada es un factor de riesgo muy importante. Las personas tenemos ADN en nuestras células en las que aparecen mutaciones, que en su mayoría se van reparando, pero en las que a medida que avanza la edad aparecen nuevas mutaciones en las que la enfermedad se asocia a esa esos años”.

Por duro que sea asumir lo que comenta el Dr. Vicent Valentí, del servicio de Oncología Médica del Hospital de Sant Pau i Santa Tecla de Tarragona, lo cierto es que, pese a que «cáncer avanza a medida que tenemos más años, la calidad de vida es también mejor en las personas. Tenemos algunos octogenarios que juegan al tenis, por ejemplo”.

Valentí fue una de los ponentes de la jornada sobre cáncer organizada por Associació Oncològica Amadeu Pelegrí en el centro cívico de Salou. También participaron las doctoras Ruth Lau, del servicio de Neurocirugía del hospital Joan XXIII de Tarragona, y Maritxell Arenas, del servicio de Oncología Radioterapia del hospital Sant Joan de Reus

Según datos de 2023, el tumor más frecuente en España fue el de colon, con 28.706 casos, seguido del de recto, con 14.664; el de mama, con 34.750; el de pulmón, con 30.948; y el de próstata, con 30.884.

El objetivo, según los ponentes de las jornada, es aumentar la tasa media de supervivencia que tenemos hoy, en torno a un 57%, y alcanzar el 70% en 2030. “La investigación es la mejor herramienta que tenemos para aumentar nuestro conocimiento sobre la enfermedad y que los investigadores puedan aportar nuevas opciones y tratamientos a los ya disponibles”, dicen.

“Sin investigación no hay posibilidad de alcanzar estas cifras, por ello es fundamental apoyar la investigación en todas sus fases. Y es que, sin investigación, no hay futuro en la cura del cáncer”, señala Valentí. Los investigaciones incluso han fondeado el mar en busca de soluciones: una empresa española ha extraído las sustancias para la distribución del Yondelis, primer fármaco antitumoral de origen marino. Su aprobación viene a confirmar el potencial del mar como fuente de nuevos medicamentos. No obstante, los tratamientos más comunes son la cirugía, en la que se extirpa el cáncer del cuerpo, la inmunoterapia, la quimioterapia, la radioterapia o la terapia dirigida.

Fármacos y tratamientos que se implantan a partir del diagnóstico. De esa situación en la que a una persona se le comunica que tiene cáncer. “Un momento de un gran impacto para el paciente. No puede ser de otra forma. El estado emocional al hablar a una persona de cáncer genera unas expectativas que, por lo general, no son buenas. El impacto inicial es inevitable, pero a partir de ese primer momento nuestro trabajo es dotar al paciente de instrumentos con los que afrontar y luchar contra la enfermedad”, señala Valentí.

A pesar de que lo más frecuente es que el paciente viva y sufra su enfermedad en silencio, porque “no suele ser habitual que extericen su estado, no siempre es así porque los hay que aprenden a utilizar la comunicación como un instrumento y liberación. El paciente que no lo comunica, aunque ejerce su libertad y derecho, probablemente tiene más dificultades para afrontar el cáncer”.

La pregunta es cuándo sabemos si padecemos cáncer. Los estudios dicen que algunos signos y síntomas generales asociados con el cáncer, pero no específicos de esta enfermedad, son la fatiga, un bulto en zona de engrosamiento que puede palparse debajo de la piel, los cambios de peso, como aumentos o pérdidas no intencionales. El tumor canceroso puede desarrollarse hacia o presionar sobre órganos, vasos sanguíneos y vasos linfáticos y nervios alrededor. Esta presión ocasiona algunos de los signos y síntomas del cáncer.

Un cáncer también, según los expertos, puede causar síntomas, tales como fiebre, cansancio. Esto puede que se deba a que las células cancerosas consumen gran parte del suministro de energía del cuerpo. O el cáncer podría liberar algunas sustancias que afecte la manera en la que el cuerpo produce su energía.

“Cuando se presentan síntomas inespecíficos, que no son diagnósticos de una enfermedad, sino que pueden ser diagnósticos de diversas enfermedades, hay que estar atentos a dolores frecuentes que le permitan a una persona saber que puede padecer una grave enfermedad. El dolor de espalda, por ejemplo, puede ser un síntoma de artrosis o una hernia discal, pero también que puede haber un tumor en el páncreas. Con lo que ese proceso de diagnóstico que no le corresponde al oncólogo, es el médico especialista el que le ha de conducir a ecología”.

Otro ejemplo, según los oncólogos: los ganglios linfáticos son parte del sistema inmunológico del cuerpo y ayudan a atrapar las sustancias nocivas que podrían presentarse. Son diminutos y difíciles de ubicar, pero cuando hay infección, inflamación o cáncer podrían lucir de mayor tamaño. Aquellos que se encuentran cercanos a la superficie del cuerpo podrían haberse desarrollado lo suficientemente para poder ser palpados con los dedos, e incluso habrá quien manifieste alguna protuberancia por debajo de la piel y encima del tumor. Una razón por la que podrían haberse inflamado los ganglios se debe a que puede que el cáncer se haya quedao atrapado dentro de dicha región. Por lo que “si una persona llega a tener cualquier inflamación o protuberancia en la piel, lo mejor es acudir al médico para determinar cuál puede ser la causa”.

“Hemos avanzado en el estudio y el tratamiento, sí. Los oncólogos cada día tenemos más trabajo. Por una parte, porque, aunque es cierto que el vivir más años produce más enfermedades que hacen pensar que éstas aumentan, por otra, el diagnóstico precoz nos permite atajar antes la enfermedad y con ello ofrecer más cuidados y mayor calidad de vida para el paciente”.

Por cierto, los ponentes de la jornada de Salou no creen que los mejores hospitales para el tratamiento del cáncer estén en Estados Unidos. “Podemos sentirnos muy orgullosos de la investigación que se hace en nuestros hospitales. Somos pioneros en la investigación, y a nivel asistencial tenemos los mismos tratamientos que se pueden ofrecer en Estados Unidos. Si nosotros mismos tuviéramos un familiar que padece cáncer, sin duda lo pondríamos en manos de nuestros profesionales».

Como ejemplo ponen al tenor Josep Carreras, que fue diagnosticado de leucemia linfoblástica aguda en 1987 y fue tratado en un centro en Seattle (Estados Unidos), donde se le sometió a un trasplante de médula ósea que le ayudó a superar la enfermedad. “Estamos seguros que si la enfermedad de Josep Carreras se le hubiera diagnosticado hoy, se habría quedado para su tratamiento en un centro de nuestro país”, concluyen.

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