Lo practican millones de personas en todo el mundo. Y muchos creen que es una disciplina atemporal, basada en antiguas tradiciones y que no ha cambiado en milenios, aunque lo cierto es que, a lo largo de los siglos, ha evolucionado y diversificado en diversas escuelas y prácticas dentro de las principales tradiciones religiosas y filosóficas de la India, como el hinduismo, el budismo y el jainismo. En la época medieval, surgió el Hatha Yoga, que enfatizaba las posturas físicas y el control de la respiración. Una disciplina que transforma una manera de vivir y de nuestro estilo de vida, ya que aporta beneficios en todos los niveles: física, emocional, mental y espiritualmente.
Considerado como un “regalo de India al mundo”, el yoga conecta el cuerpo, la respiración y la mente, utiliza posturas físicas, ejercicios de respiración y meditación para mejorar la salud general, que se desarrolló como práctica espiritual hace miles de años. El objetivo es la unión del ser individual con el ser universal. La unión que mejora la flexibilidad y la fuerza muscular de las piernas, los brazos y la espalda, sobre todo cuando se realiza un esfuerzo sostenido. Supera sufrimientos que conducen al “estado de liberación”, siendo una buena terapia para personas con estrés o depresión.
Un estado emocional parecido es lo que llevó a Mari Toledo, hace más de treinta años, a introducirse en el mundo del yoga. De tomar varias pastillas al día para superar un trastorno mental que “me producía fundamentalmente tristeza y desánimo, pasé a aprender a sentir el silencio, a escucharme a mí misma. Me ayudó a relajar. A mejorar la confianza en mí misma. Reduje el estrés… El yoga es como la música. Hay que sentirlo”.
Una disciplina que, a la puerta de los 80 años y con un estado físico excepcional, Mari transmite a otras muchas personas, sobre todo gente mayor en el Esplai de la Gent Gran de Salou. Comenzó a compartir esta ciencia durante los días en los que el mundo sufrió la pandemia. Al principio, con tres amigas, “porque me daba lástima que hubiera gente que no salía de casa por temor a lo que padecíamos, pero enseguida hubo muchas inscripciones, hasta el punto de llegar a reunir a 80 personas”, que periódicamente asisten a sus sesiones. “El yoga es una actividad física ideal para personas mayores por el impacto positivo en el proceso de envejecimiento. Sus beneficios físicos y psicológicos ayudan a prevenir o aminorar padecimientos que suelen relacionarse a la edad avanzada, por lo que es recomendable su práctica regular”, comenta.
Una disciplina que no tiene edades, “porque se puede comenzar en cualquier momento de la vida. Hay gente mayor que viene a las sesiones por primera vez y dice que no cree que lo pueda hacer porque, tal vez, ha de adoptar algunas posturas que la forma física o la edad no se lo permiten. Sin embargo, no es así, porque he hecho yoga para personas mayores sentadas en una silla, en una postura habitual que pueda tener en su hogar. Lo importante es ayudarla a recuperar el sentido de la concentración. Esa unión entre el cuerpo y la mente”, dice Mari.
Existe una variedad amplia de yoga. Las más conocidas y practicadas son
Vinyasa Yoga, denominación en idioma sánscrito a la relación entre el movimiento y la respiración; Ashtanga Yoga, uno de los estilos físicos más conocidos y practicados en todo el mundo, junto con el hatha, vinyasa o iyengar; Bikram Yoga, un sistema que Bikram Choudhury sintetizó a partir de técnicas de hatha yoga tradicional y popularizó a partir de principios de 1970; Aero Yoga, también conocido como aeroyoga, o yoga en suspensión, que se representa con una actividad física en constante crecimiento de popularidad por dos motivos: por lo llamativo de su realización, y por los beneficios que se pueden obtener con su práctica y Fitness Yoga, que utiliza posturas físicas, ejercicios de respiración y meditación para mejorar la salud general, y que hoy en día, la mayoría de las personas en occidente que practican yoga lo hacen como ejercicio o para reducir el estrés.
Además de las variedades de yoga comentadas, la clase que practica Mari Toledo es el Kundalini Yoga, que a diferencia de otras disciplinas se enfoca más en la “experiencia energética y espiritual que en la flexibilidad o el desarrollo físico. Ayuda a liberar bloqueos emocionales, reducir el estrés, y promover un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu”. Hace sesiones en las que siguen sus indicaciones con mucha atención. Se recuestan sobre una esterilla de yoga, cierran los ojos y, en ocasiones, oloran incienso y escuchan música relajante en el ambiente. Hábitos a los que en pocos minutos suelen preceder en esta disciplina, el facilitar a hacer presiones sobre algunos chakras y meridianos que, según los expertos en estas materias, son los portales o focos de energía que tenemos cada uno de nosotros en unos sitios muy precisos de nuestro cuerpo y que se encargan de recibir y transmitir energía. Que funcionan como unos reguladores y vibran, cada uno de ellos, en una frecuencia diferente. Estos últimos se consideran puntos de paso para la energía interior.
El Kundalini está considerado como el ‘yoga de la conciencia’. Es físicamente menos exigente que otros y persigue activar la energía del Kundalini. Energía divina y esencial que permite la transformación, que reside en la columna. Además de a las posturas, se recurre a ejercicios de respiración, mantras, cánticos y meditación.
Dice la historia que la palabra yoga se mencionó por primera vez en el texto sagrado más antiguo, el Rig Veda, y su estudio tiene un trasfondo histórico, educativo y tradicional: ‘Una unión de la mente y el cuerpo (mente tranquila = cuerpo tranquilo)’.Se describe como arte y la ciencia íntimamente ligados a la unión de la conciencia individual con la conciencia universal. El término yoga tiene su origen en la palabra sánscrita «Yuj», que significa unión. Esta unión de la mente y el cuerpo representa la relación del ser humano con la naturaleza. En nuestras vidas ajetreadas, perdemos nuestra conexión con los demás seres y, en consecuencia, con la naturaleza.
Disciplina que acerca a la persona a la naturaleza y a su propio estado natural superior (piensa en cuando estás/imaginas que estás haciendo senderismo en la montaña o nadando en el océano). Nos conecta con el todo. Muchas posturas de yoga llevan nombres de la naturaleza y animales, como la postura del gato, la postura de la serpiente, la postura del águila, la postura del león y la postura de la montaña, que nos ayudan a conectar a través del movimiento, la respiración y la meditación.
La historia nos remonta al norte de la India hace unos miles de años, y según los textos sagrados del hinduismo, ya comentados, del Rig Veda, las exóticas pinturas y tallas antiguas de la época arrojan luz sobre la existencia del yoga en esa época. Figuras que se asemejan al dios Shiva (Pashupati) y su consorte Parvati que representan diferentes asanas yóguicos y posturas meditativas.
Una ciencia que a finales del siglo XIX y principios del XX, comenzó a expandirse fuera de la India gracias a la labor de Swami Vivekananda y otros maestros. En Occidente, se popularizó como una forma de ejercicio físico y de relajación, y muchos occidentales comenzaron a practicarlo en la década de 1960. Hoy en día, es una de las disciplinas más populares del mundo, y hay, como se ha señalado, una gran variedad de estilos y enfoques diferentes.
