Un buen amigo mío, Julio Vilaplana, a quien en estos últimos días se ha añorado el que nos dejara en julio de 2015, solía decir que: “el que reniega de la historia hipoteca su futuro”. Recordaba esta manifestación mientras visualizaba las históricas imágenes con las que se revitalizaba el Centre d’Estudis Salouencs, que tras unos años dormido, los nuevos impulsores quieren dar una nueva vida a una entidad que tiene como objetivo “promover y preservar la rica historia, el arte, la antropología y el folclore de Salou y sus alrededores”. Entidad que vuelve con la voluntad de ser un punto de referencia para todos aquellos que deseen profundizar en el patrimonio cultural de Salou, así como en las tradiciones y costumbres que han marcado su evolución a lo largo de los años.

Salou, aunque estos días ha conmemorado el 36 aniversario de su independencia con Vila-seca, es una ciudad milenaria fundada por los griegos en el siglo VI a. C., -aunque hay indicios que la sitúan en una era más antigua – que tuvo un destacado puerto comercial durante la Edad Media y la Edad Moderna. Siendo a lo largo del siglo XX ubicada y llamada como la capital de la Costa Daurada, pasando a ser una de las ciudades más importantes en el sector turístico, condición que mantiene en la actualidad.

Durante estos días en los que se ha conmemorado la segregación, se ha abierto el centenario Xalet Fort,  construido entre los años 1921 y 1925, que pasa a tener unas dependencias municipales, en un espacio abierto a los ciudadanos en el que se albergará una sala de exposiciones para actividades culturales, además de un espacio que será sede de la Cátedra de Innovación Turística de la Costa Daurada y otro en el que se dará información y se gestionarán actividades relacionadas con el comercio local.

Junto a este edificio de la calle Barcelona, el Xalet Salas, construido en 1917, nos recuerda que fueron las primeras familias en llegar a Salou, con una segunda residencia en verano para disfrutar del sol y la playa, procedentes de Barcelona. Familias adineradas de la época que vieron en Salou un destino ideal para el descanso.

El renovado Centre d’Estudis Salouencs se presentó el jueves

El objetivo de renacer el Centre d’Estudis Salouencs es este, recordar todo aquello que ha hecho de Salou un municipio único, con unas características especiales que le han convertido en uno de los municipios más importantes del Mediterráneo. Es probable que lo vieran así en 1956 cuando casi un centenar de periodistas que asistieron al ‘Curso de Altos Estudios de Información’ organizado en Salou. Profesionales españoles, hispanoamericanos, marroquíes, alemanes, franceses, brasileños, y otros de muy diversos países que hicieron de esta ciudad el centro periodístico del mundo. Un municipio que fue “asaltado” por periodistas que dieron carácter internacional a la ciudad, atraídos por un entorno casi milenario cuyo origen lo situaban junto a Vila-seca de Solcina que, como el resto de las villas del Camp de Tarragona, habían adquirido carácter oficial en la mitad del siglo XII, entre 1162 y 1168, en el momento que el rey Alfonso I, el arzobispo Bernat Tort i Guillem d’Aguiló ceden al caballero Ramón de Olzina el territorio.

Connotaciones históricas, además de las excepcionales condiciones del puerto natural de Salou, protegido por el Cap Salou, que hicieron del puerto de la ciudad uno de los más importantes de la Corona de Aragón, permitiendo que Jaume I de Aragón partiera, el 6 de septiembre de 1229, a la reconquista de Mallorca.

Atractivos históricos que hacen de esta población un reclamo para ser visitada con frecuencia y especialmente en verano por personas pudientes de la época. Familias de clase alta, de una sociedad que cubría fácilmente sus necesidades e incluso gastaban con una cierta facilidad. Apellidos de familias ilustres de Lleida, Barcelona, Madrid, Andorra, Zaragoza y, por supuesto, una gran mayoría de la alta sociedad de Reus, que son minuciosamente registrados y publicados, uno a uno, en la revista El Faro de Salou, fundada ese mismo año por el no menos ilustre reverendo y doctor Ramón LLauradó.

Las familias Fort y Salas, ambas de Barcelona, la primera de ellas con una importante influencia en la gestión del puerto de Barcelona y la segunda, que formaba parte del doctor Bartolomé Salas, fueron los que marcaron el camino hacia a Salou de familias con un alto nivel adquisitivo en la época, y otros muchos bañistas que venían en masa a las playas a pasar unas horas. Gente de Reus, que viajaba en El Carrilet, hasta que, en 1976, el enlace Reus-Salou se quedó sin tranvía por falta de proyectos alternativos.

Un proyecto frustrado que recordó al también el malogrado canal navegable entre Reus y Salou que el rico fabricante de tejidos Sunyer intentó construir en el año 1808, pero que por incidentes y controversias las obras se abandonaron ese año, ya en plena guerra napoleónica, naciendo entonces la idea que dio origen al tranvía entre ambas poblaciones.

El Xalet Salas, ubicado en la calle Barcelona

La construcción del canal navegable y la continuidad del tren entre Reus y Salou parece seguro que habría cambiado mucho el concepto urbano en el que se sitúan actualmente ambas poblaciones. Un deseo de acercamiento a Salou que permaneció durante años en la clase política de Reus, al menos testimonialmente, que no pasó desapercibido en la capital, Tarragona. Porque ante ese acercamiento constante de los reusenses a la costa salouense, el poder político que mandaba durante la dictadura de Franco en la capital quiso “ejercer de dueño y señor del destino político de Salou”.

Así lo destacó en 1957 la revista El Faro de Salou, plantando, con editoriales en el medio informativo, una seria batalla a aquella idea de la vieja Tàrraco. Oposición que ejerció, con una cierta dureza, el reverendo y doctor Llauradó, con duros escritos contra los responsables políticos de la capital tarragonina, el Gobierno Civil y la propia Iglesia. “Nosotros ya tenemos amo, Vila-seca”, hizo constar con rotundidad en varias ocasiones, hasta el punto de que – imaginamos –  la alta Curia Romana Castrense  le obligaría a pedir disculpas, porque probablemente después de un buen estirón de orejas, el sacerdote hubo de retractarse de sus escritos: “las críticas no han sido apropiadas y han estado faltas de consideración”, escribió.

Son algunos pasajes de la historia que han hecho de Salou un municipio único. Circunstancias y momentos que no quiere dejar en el olvido el Centre d’Estudis Salouencs. Una entidad que impulsada ahora por historiadores como Pedro Otiña y Joan Sardiña, protagonistas de la presentación, y empujados por Esteve Tomás desea hacer partícipe de estos momentos y recuerdos históricos a toda la ciudad, para que aquellos escritos, filmaciones y fotografías, entre otros, que se están olvidados en los cajones de las casas salgan a la luz y se den a conocer públicamente como enriquecimiento cultural de la historia de Salou.

Y que para, como dice el lema de la entidad que impulsó el amigo Julio Vilaplana, expresidente de la Associació Amics 30 d’Octubre: “Hem nascut per a no oblidar la història” -“Hemos nacido para no olvidar la historia”-.

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