A pocas horas de un nuevo enfrentamiento entre el Barça y el Real Madrid, que tendrá a una parte del planeta Tierra atenta al televisor, en la Costa Daurada la rivalidad entre los madridistas y los barcelonistas se palpa por ser un partido que puede decidir esta liga.
Un encuentro de fútbol que, como otros muchos enfrentamientos, demuestra ser un poderoso instrumento en la transformación y comportamiento social. Desde la lucha contra el racismo y la discriminación hasta la promoción de la igualdad de género y la inclusión de personas con discapacidad, el fútbol es una plataforma para generar conciencia y promover valores fundamentales en la sociedad. Especialmente entre el Barcelona y el Real Madrid, en los que más allá del deporte, esta rivalidad tiene implicaciones políticas y culturales. Y se caracteriza por una intensa competencia, una larga historia de enfrentamientos y una gran pasión entre los aficionados.
Implicaciones políticas porque el Real Madrid, con sede en la capital de España, es visto por algunos como el representante del estado español, mientras que, en el Barça, se simboliza la identidad catalana y la lucha por la independencia autonómica. Aunque, mientras la clase política quiere hacer de estos enfrentamientos un instrumento político, para muchos seguidores y fanáticos de este deporte, el futbol se ha convertido en una forma de vida, una manera de olvidarse de todo e intentar divertirse viendo ganar al equipo de su vida, el de sus sueños.
Un deporte en el que los hombres han visto a lo largo de los más de cien años de rivalidad un desahogo social en el que ha intercalado actos violentos, verbal o de forma física, con situaciones que se hacen peligrosas por el hecho de ir a ver un partido a un estadio de futbol, con un sentimiento de inseguridad, en la que muchas aficiones se centran más en insultar y en increpar al equipo e hinchada rival, antes que animar a su propio equipo y centrarse en disfrutar del juego.
La incorporación de la mujer a este deporte, como profesional o aficionada, parece que viene a poner un punto extra de cordura e inflexión. Se ha experimentado en este sentido un crecimiento notable en los últimos años, pasando de ser una presencia marginal a un componente fundamental del publico. Aunque la presencia femenina en los estadios aún no es paritaria, su interés y participación han ido aumentando significativamente. Incremento que se ha reflejado, también, en la composición del Comité de Dirección de LaLiga, en el que el 37% son mujeres, con siete directoras en este órgano, una cifra relevante si tenemos en cuenta que la media de las empresas del Ibex 35 tiene un 16,5% de mujeres en su dirección.
La mujer está entrando en el fútbol con fuerza. Y lo ha hecho para quedarse. Isabel García y Bendra Den-Herder son secretarias en Cambrils, respectivamente, de la Penya Barcelonista, con más de 300 socios y con 64 años de antigüedad, y de la Peña del Real Madrid, creada hace solo cuatro años, con una masa social que ronda los 200 peñistas y que, al contrario de los barcelonistas, sí disponen en estos momentos de un local propio en el que ver los partidos.
Isabel, hija de emigrantes andaluces nació en Perpinyà, en la Catalunya Nord, y Brenda, simpatizante en su juventud del PSV Eindhoven, en Holanda, reside en la capital del Baix Camp desde hace 24 años. Ambas hablan con pasión del equipo que representan. Para Isabel es “una manifestación que demuestra que el Barça es más que un club. Tenemos unos valores que son el sentimiento de nuestra gente”. Para Brenda, que reconoce “al madridismo como un sentimiento más español, somos un ejemplo universal. No se le puede colgar la etiqueta de ser el equipo del Estado, porque simboliza algo mucho más allá de España”.


Como madres, Isabel de un joven de 25 años, y Brenda de otro joven de 21 años, consideran que “así como al fútbol se le presenta con muchos condicionantes que, en ocasiones, son muy negativos, este deporte une a las personas, crea héroes, heroínas y son ejemplos de lucha contra la adversidad, brindan un sentido de identidad y pertenencia, especialmente para nuestros hijos que ven en los equipos una oportunidad para sensibilizar a las personas. Por ese motivo – coinciden ambas – son tan importantes los proyectos que los clubes tienen para promover la educación y los valores en comunidades desfavorecidas, utilizando el fútbol como una herramienta para el desarrollo social y personal”, dicen. Y es que, mientras el Barça lo hace a través de su programa ‘FutbolNet’, el conjunto madrileño hace funciones semejantes a través de la Fundación Real Madrid, con las que se centran en fomentar la disciplina y promover valores como la motivación, el respeto y trabajo en equipo. Ambos clubes operan en centenares de ciudades de 40 países.
Proyectos desde la alta dirección de los clubes que, además, se extienden a nivel municipal en Cambrils, porque la Panya Barcelonista participa en la Marató de TV3, con un vermout solidario, y este sábado con la organización de un evento deportivo Swim for ELA, con la colaboración del Club Nàutic de Cambrils; y la Peña Madridista, con la organización durante la Navidad del programa “Ningún niño sin juguetes”, en el que recogen y reparan juguetes que distribuyen entre las familias más desfavorecidas del municipio.
Actos solidarios que se contraponen con la violencia de algunos aficionados o, simplemente, por las diferentes formas de ver el futbol por la rivalidad. “He ido a algunos campos de fútbol en los que se siente mucha hostilidad”, dice Brenda haciendo mención a la forma con la que se trata en algunos campos de LaLiga a Vinicius Junior, el delantero brasileño del Real Madrid. Comentario al que replica enseguida Isabel señalando que “yo no voy discutir si es o no un gran jugador, pero hay muchos jugadores de color en muchos equipos y la gente no se meten con ellos como lo hacen contra Vinicius. Son circunstancias que permiten a los aficionados a crear hostilidad en el fútbol”, dice la barcelonista.
La cordialidad con la que se muestran ambas secretarias de las peñas, durante su encuentro en el Parc del Pescador de Cambrils, pone de manifiesto también en ese momento en que ambas aficionadas no coinciden en todo y que cada una de ellas tiene un punto distinto de ver lo que sucede en los estadios. Aunque, según dicen, y en eso sí sintonizan es que “el fútbol que es capaz de unir a las personas de diferentes culturas, razas y nacionalidades, que ha trascendido las barreras sociales y ha creado un sentido de comunidad global, también es capaz de manifestarse desde la agresión física entre jugadores y aficionados hasta el vandalismo callejero, con la quema de contenedores, que termina con consecuencias graves con lesiones físicas y la perdida de alguna vida”.
En este ambiente, en el mejor de los casos, se presenta un nuevo “clásico” entre Barça y Real Madrid. Una rivalidad que tuvo su origen antes del primer partido que fue jugado entre los dos equipos al principio del siglo XX. A pesar de que otros se “remontan al comienzo del siglo XVIII, cuando el rey Felipe V conquistó Catalunya después de una guerra de quince años en la búsqueda de unir a todas las regiones de soberanía de la Península Ibérica, bajo la cultura castellana durante doscientos años”. Aunque, según dicen otras crónicas de antaño, esta rivalidad “nació” durante la Copa del Generalísimo de 1943, en la que, en la Ciudad Condal, el Barcelona terminó con una victoria de 3-0. Dando paso a un segundo enfrentamiento en las semifinales, en Madrid, en el que, según está escrito, “los jugadores del Real Madrid, enojados por la primera derrota, los fanáticos y hasta los oficiales fueron agresivos e intimidaron a los jugadores del Barcelona, acabando el partido con una rotunda victoria madridista de 11-1”. La derrota más grande en la historia de la rivalidad. Crónicas que hablan del nacimiento entre la rivalidad de Real Madrid y Barcelona, que este domingo volverá a vivir un nuevo ‘Clásico’.