Son diferentes. Niños, jóvenes o adultos a los que no se les debe juzgar su comportamiento antes de conocer el por qué rechazan, a primera vista, un beso, un abrazo o una simple caricia. Situaciones que para nosotros son habitualmente una demostración de afecto hacia ellos, que repelen instantáneamente y que consideramos como de mala educación su comportamiento responde a uno de los muchos patrones -o signos- propios de que nos encontramos ante una persona con trastorno del espectro autista.
Personas que pueden tener problemas con la interacción social, hipersensibilidad sensorial y las habilidades de comunicación, incluso presentar cualquiera de los signos que les distinguen, que están relacionados con una afección en el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que estas personas perciben y socializan con otras. Trastorno con conductas restringidas y repetitivas, en las que el término «espectro» del autista se refiere a un amplio abanico de síntomas.
En el Camp de Tarragona más de 500 familias tienen en casa algún paciente de estos casos -en ocasiones más de uno-, al que al nacer le afectó la interrupción normal del cerebro en una etapa temprana del fetal, causado por defectos en los genes que controlan el crecimiento del cerebro regulan el modo en que las neuronas comunican entre ellas. “Es el momento en el que ya se puede detectar que un bebé puede nacer con autismo”, dice Laura Recha, directora de la Associació Asperger-TEA Camp de Tarragona (ASPERCAMP), nacida en 2010.
Para Recha, “se nace con autismo y le acompaña toda la vida. Estamos hablando de un cerebro diferente que no necesita curas, porque no está enfermo, pero que si es muy vulnerable. Las investigaciones dicen que tiende a ser hereditario. Comienza a desarrollarse en los primeros años de la infancia y, a la larga, los problemas se le presentan para desenvolverse en la sociedad, en situaciones sociales, en la escuela y el trabajo en los que se ve que son diferentes a los del resto de niños. Problemas que comienzan a exteriorizarse padeciendo ansiedad, depresión, adicciones, trastornos de conducta… porque son personas con una conciencia muy grande de que son diferentes, en un mundo hecho a la medida de gente que no tienen estos síntomas de autismo”.
“Son niños con trastornos del espectro autista con dificultades de aprendizaje y con signos de inteligencia inferiores a lo normal. Aunque otros niños con este trastorno tienen una inteligencia entre normal y alta, que aprende rápido y aplica pronto lo que saben en la vida diaria y se adapta a las situaciones sociales. Lo que exige nuestra sociedad hoy es agresivo y exclusivo. Antes no se juzgaban los comportamientos sociales y laborales como se hace ahora, lo que nos obliga a mantener unos patrones de comportamiento muy estrictos para ser aceptados en este mundo en el que vivimos”, señala Laura Recha.
De las más de 500 familias a las que asiste la asociación ASPERCAMP, cincuenta son asistidas presencialmente en Salou en sesiones que alguno de los 18 sicólogos que tiene la asociación realiza a diario para personas con estos síntomas. Además de en la capital de la Costa Daurada, la asociación dispone de sesiones personalizadas en la capital de Tarragona, Reus y El Vendrell. Funciones que realizan sin ningún tipo de subvención por parte de las administraciones públicas, las cuales ayudan solo en programas muy específicos que se hacen. Siendo a cargo de estas familias el presupuesto que tienen.
Entre los signos que nos pueden señalar las causas que nos indican que nos encontramos ante una persona con autismo, además de la comentada resistencia a los abrazos y las caricias de otras personas, es frecuente que “prefiera jugar solo y se abstraiga en su propio mundo; no responda a su nombre o, en ocasiones, parezca no escuchar. Que no haga contacto visual y carezca de expresión facial; no pueda mantener ni iniciar una conversación o, tal vez, inicie una solamente para pedir algo o nombrar elementos. También que hable con tono o ritmo anormal y es posible que utilice una voz cantarina o que hable como un robot; repita palabras o frases textuales, pero no comprende cómo usarlas: no parece entender preguntas o indicaciones simples; ni exprese emociones ni sentimientos y parece no ser consciente de los sentimientos de los demás Tiene dificultad para reconocer señales no verbales, como la interpretación de las expresiones faciales de otras personas, las posturas corporales o el tono de voz”, según las investigaciones que se conocen para afrontar este tipo de situaciones.
La asociación celebra este sábado, 22 de marzo, el Día Mundial del Autismo, aunque la fecha oficial a nivel internacional sea el día 2 de abril. Entre los actos previstos está la proyección de la película ‘Wolfgang’, en el Cinema Yelmo del Parc Central de Tarragona, a las 11.00 horas. ‘Wolfgang’ (extraordinario) es una comedia dramática de 2025, que presenta a un niño de diez años con un coeficiente intelectual de 152 y trastorno del espectro autista que se ve obligado a vivir con su padre Carles, a quien no ha visto nunca, tras la repentina muerte de su madre. Carles afronta el reto con ganas y voluntad, pero Wolfgang no soporta su desorden ni su desorganización y lo considera un “bajocien” por su falta de intelecto. Así que, a escondidas, Wolfgang planea conseguir su sueño: entrar en la academia de música Grimald de París, donde estudió su madre, y convertirse en el mejor pianista del mundo. Cuando Carles lo descubre, debe decidir entre su gran oportunidad como actor o convertirse en el padre que necesita un niño como Wolfgang.
“Una excelente oportunidad que nos permitirá conocer mejor alguna secuencia de la vida de estos niños con autismo”, dice Laura. La película se podrá ver también el 6 de abril en la sala Europa de Salou.